En “La trompeta de los Ángeles” (aún no está terminado, pero “ya va en buenas”). Algunos personajes ya no están y han llegado otros nuevos. Han pasado diez años, pero Albacete sigue al fondo de la historia, Albacete siempre estará…
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Foto facebook La Guerra de las Putas |
-Venga hombre, fuera de aquí los dos o llamo ahora mismo al sereno ¡Sereno, sereno!
La amenaza no era en broma, menuda era la Rubia, se lio en un instante a dar palmas, para llamar al guardián del chuzo. La verdad, no es que rondase mucho por aquellos callejones, que cuando daba las “doce y sereno” si la cosa estaba pacifica, se bajaba a la Puerta del Mercado, a hablar con los compañeros que llevaban las calles del centro. Aquellos, sí que tenían suerte: algún señorito pasado de copas, una viuda con un pretendiente de quita y pon y si acaso un antojo de última hora que comprar… Allí en el Alto de la Villa, no se podía comparar, una buena propina sí que caía de vez en cuando, que a las alcahuetas les gustaba tener las calles tranquilas y si se armaba algún follón, al buen hombre no le daba reparo sobarle a alguno los morros y llevarlo a comisaría, pero no era igual, que según qué cosas no daba gusto ninguno ver.
El Astra 400 salió de cualquier bolsillo, pero fue a parar bien cerca del rostro de la Rubia, que al ver el arma se le atragantó la siguiente voz que iba a dar.”
Un pedacico de “La trompeta de los Ángeles”, próximo libro de Josefa González Cuesta.
La posguerra Con Sabor a Albacete
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